Las
danzas propiamente originarias se distinguen a primera vista por el empleo de
plumas y cueros de animales en la vestimenta. De estas las danzas que quedan
son las siguientes: Kachua, cintakaniris, sicuris, choqquelas,
chiriguanos,pallapallas, qquenaqquenas, lichihuayus, chunchus, callahuadas,
llameros, huitiquis, liphis, cañeros, cullahuas, tarkafucus, salquis, pacpacu,
tairari, etc.
LaKachua
fue una danza del amor. La ejecutaba la juventud soltera de ambos sexos,
formando una gran rueda de personas que giraban de uno a otro lado, en la cual
cada varón seguido por la moza con quien manteníarelaciones amorosas, al
verificarse los rápidos y generales movimientos de la rueda, bailaba a su vez
con ella, agarrándola, algunos momentos, de la mano y otros enganchándola del
brazo y haciéndola dar vueltas aisladas, pero sin desprenderse del circulo común
ni alterar su orden. Los instrumentos más usados en la kachua y elcintakaniris
son flautas y tambores tocados solo a ratos, porque más se rigen en sus
movimientos coreográficos por el canto.
Los
Sicuris o sopladores de zampoña son de tres clases: los suri-sicuris,
los laquitas y los sulka-sicuris o yungueños. Los primeros llevan enormes
plumeros sobre la cabeza en forma de paraguas adornados el centro por plumas de
colores; visten pollerines de Género blanco almidonado y planchado; sobre las
espaldas les cubre diagonalmente un paño blanco. La música es variada y es
indudablemente una de las mejores y más armoniosas del folklore boliviano.
Los laquitas llevan
sombreros adornados de plumas, paños de colores sobre la espalda y tocan cuatro
clases de zampoñas de gran tamaño de una sola fila. Son de número indefinido y
los preside un hombre que conduce sobre la cabeza un cóndor disecado con las
alas extendidas (antiguamente); su música es entusiasta.
Los
Sulka-sicuris o yungueños visten ponchos vistosos y su mejor traje, tocan
zampoñas de una sola fila de ocho flautas, y cajas pequeñas en forma de
tambores; su música es alegre, de ritmo vivo y enérgico. En estas danzas
particularmente los suri-sicuris, las mujeres se presentan vestidas de
chaquetillas de merino de colores y polleras de castilla, la cabeza con cintas
y chaquiras, y en la mano derecha un pañuelo que se agita a menudo. La musica
de los sicuris llamada ayarichi se destaca por sus notas variadas y su
armoniosa ejecución. En el cantón de Italaque, de la antigua provincia Muñecas,
se encuentran los mejores músicos de ese orden.
Los
choqquelas llevan un cuero curtido de vicuña sobre la espalda, adornándose
las extremidades con horlas de colores y pedazos de cintas. Visten pollerines
de lienzo blanco, almidonados y encarrujados; la copa de los sombreros está
rodeada de plumas, unas veces blancas y otras rosadas. Dos o tres bailarines
llevan colgados de las manos zorros y vicuñas disecadas, los que hacen
representar en los intermedios.
Los lichihuayus,
que anualmente bailan por la fiesta de Santiago en la región de Oruro, tocan la
quena y se compone cada grupo de seis o diez personas, vestidos con polleras
blancas, una chaqueta de terciopelo bordada con lentejuelas y un sombrero plano
que remata en un penacho de plumas.
Los
llameros se diferencias por su traje, compuesto de un ponchillo matizado
de diversos colores y guarnecido con flecos, de calcetas de lana blanca, que se
las colocan como polainas, de un sombrero de copa aplastado por sus costados y
terminado en punta. Se cubren el rostro con una máscara de yeso de aspecto
agradable, en la cual la boca esta figurada en actitud de silbar. A cada varón
sigue en el baile una moza con la rueca en la mano y un ovillo de hilo prendido
al pecho en ademan de hilar. Los hombres a medida que bailan acostumbran agitar
y hacer sonar la honda que traen consigo, aparentando espantar o arrear llamas.
La música es ejecutada con quena, tocada con cierta dulzura, que se hace
escuchar con agrado.
Con
el nombre de chunchus, se conocía un baile establecido en épocas remotas
por los indígenas del trópico sojuzgados por los kollas, que veníanataviadossegún
su costumbre a las fiestas de estos. Posteriormente les imitaron los kollas, cubriéndose
el cuerpo de plumas y simulando acciones propias de aquellos. Los bailarines
llevaban flechas que descargaban según la exigencia de la música. Últimamente
han sustituido el uniforme de plumas con sayas de terciopelo cortas, de varios
colores, bordadas con hilos de oro y plata y recargas de lentejuelas. Esta
danza es propia de Tarija y es aún posible verla en la fiesta de San Roque.
Bibliografía
- "Diccionario de Bolivianismos y Semántica Boliviana", J. Muñoz, I. Muñoz, 1982, La Paz -Bolivia.
- "El Arte Folklórico de Bolivia", M. R. Paredes.
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